Hoy quiero hablarte sobre la alimentación emocional; ya que en algún momento de nuestras vidas nos hemos enfrentados a situaciones que nos llevan a comer de manera emocional; y es crucial saber detectarlo para poder cambiar los escenarios que nos llevan a ese comportamiento.
Es por eso que te comparto mi experiencia con la Alimentación Emocional, y como lo identifique.
La alimentación emocional es aquella en donde comemos para sentirnos mejor emocional y mentalmente, frente a una situación que nos genera incomodidad, ya sea por culpa, situaciones sociales, miedo, felicidad, aburrimiento, hábitos no saludables, fatiga, etc, a través de la comida se pretende llenar lo que esta emoción genera, siendo sólo una soluciòn esporádica del verdadero problema.
Te comparto dos situaciones de mi persona que ejemplifican esta parte.
Durante mucho tiempo y hasta hace poco más de dos años, me costaba trabajo poder decir que no a un croissant relleno de chocolate, donas, pan, dulces, miel, pizza, etc. Se debía a que estaba lidiando con una herida de mi infancia, enraizada en el dolor de haber perdido a un ser muy querido, fue hasta que sane que entendí que el alimento estaba llenando ese dolor que no sabía cómo gestionar.
Inclusive hoy en dia me he encontrado frente al refrigerador o la despensa buscando algo que comer, después de haber comido y pesar de que ya estoy satisfecha, logre identificar que en este aspecto en particular, se debe a la ansiedad y el estrés que me genera el saber que tengo cosas pendientes por hacer y que no he empezado, por lo que alcanzó a frenar y optó por no comer o por comer algo saludable.
Estas dos pequeñas historias hablan de la alimentación emocional que en algún momento podemos llegar a experimentar, ya sea por algún trauma profundo o por alguna cuestión un poco más “superficial” por decirlo de alguna manera, sin embargo ambas pueden frenar nuestro camino hacia una vida saludable.
Y es que la relación comida – emoción está muy presente en la vida diaria y sobretodo en la vida familiar y afectiva, ya que es a través de ella que se expresa, amor, cariño, inclusive puede ser una manera de pedir perdón por algún acontecimiento desafortunado, por ejemplo, cuántas veces algún amigo, amiga, hermano, padre o madre llega con algún detalle culinario para expresar a través de este una disculpa o un te amo.
Como ves son muchos los factores que pueden llevarnos a comer por emoción; por lo que es importante relacionar los antojos con un sentimiento o emoción, y explorar más a profundidad la raíz que generó este comportamiento para poder sanarlo y producir nuevos hábitos.
Pero tranquila, tranquilo esto no implica que no podrás consumir este tipo de alimento, más bien aprenderás a saber cómo y cuándo consumirlos, sin que obstruya tu proceso de alimentación saludable, tal vez por algún espacio de tiempo, se volverán prohibidos pero una vez alcanzada tu meta podrás integrarlos de manera prudente y asertiva, esto dependerá de tu capacidad para poder decir no por el momento.
Creo que hasta aquí puedes darte una idea de la importancia de la psicología en la nutrición por lo que te invito a que reflexiones sobre tu manera de alimentarte, así como a identificar cuáles son los factores que te están llevando a comer para saciar alguna emoción.
Recuerda que para alcanzar una buena calidad de vida, debemos de ocuparnos en llevar procesos integrales que nos ayuden a tener una visión global de lo que somos y queremos.
Te comparto un pequeño cuadro para identificar si tu hambre es fisiológica o emocional.
Si has leído hasta aquí, te agradezco, me encantaría leerte en los comentarios.